jueves, 23 de junio de 2011

Poemas De Caligramas

Caligramas y poemas visuales



Al principio la escritura fue de carácter pictográfico, ideográfico o en combinación de ambos. Luego llegaron los alfabetos griego, romano y después de ellos las palabras que actualmente conocemos. A principio del siglo XX Guillaume Apollinaire idealiza el verso libre creando los caligramas, en los cuales se representa la imagen del discurso dibujándola con sus propias palabras.







Caligramas de Guillaume Apollinaire







Legado de Diuze



Sabor












Caligramas de José Juan Tablada







El sapo







Caligrama de Isaac del Vando-Villar









Caligrama de Guillermo de Torre



Girándula





Caligrama anónimo







Gracias a los libros: Caligramas de Guillaume Apollinaire edición Letras Universales de Editorial Cátedra. Poesía de la vanguardia española Germán Gullón de editorial Taurus. Antología de la poesía latinoamericana de vanguardia, Mihai G. Grünfeld de editorial hiperión. Va de poesía Víctor Moreno editorial Pamiela. Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante de editorial Seix Barral. Ver también paginas web de Caligramas

Poemas Acrosticos

Sus primeros ensayos no suben mas allá de principios del siglo IV en que se valió de este artificio el poeta latino Porfirio Optaciano en el panegírico que escribió de Constantino el Grande en vertos acrósticos en el principio y en medio de ellos.

Más adelante en el siglo IX compuso un elogio de la Cruz en versos acrósticos un arzobispo de Maguncia y por los años de mil un abad de Fleuri llamado Abdon escribió una carta acróstica continuada en la Biblioteca latina de Fabricio.

En el Código de las siete Partidas tenemos quizá el primer ejemplo de este linaje de composiciones en España durante el siglo XIII. Las primeras letras reunidas de cada una de las siete Partidas son las siete que componen el nombre Alfonso que es el de su augusto autor o del que mandó escribirlas.

Los poetas provenzales son por algunos considerados como los primeros que se dedicaron a este género de composiciones y de ellos al parecer lo aprendieron los poetas castellanos.1

Este tipo de artificio literario se ha extendido especialmente en momentos literarios en los que las formas rebuscadas han tenido más predicamento, como el Barroco literario.
[editar] Acrósticos célebres

El acróstico más característico de la lengua española está constituido por los versos que conforman el Prólogo de La Celestina de Fernando de Royas, (1499), en cuyas octavas se puede leer la siguiente frase:

El bachiller Fernando de Royas acabó la comedia de Calisto y Melibea y fue nacido en la Puebla de Montalván

El silencio escuda y suele encubrir
Las faltas de ingenio e las torpes lenguas;
Blasón que es contrario publica sus menguas
Al que mucho habla sin mucho sentir.
Como la hormiga que deja de ir
Holgando por tierra con la provisión,
Iactóse con alas de su perdición:
LLeváronla en alto, no sabe dónde ir.

El aire gozando, ajeno y extraño,
Rapiña es ya hecha de aves que vuelan;
Fuertes más que ella por cebo la llevan:
En las nuevas alas estaba su daño.
Razón es que aplique a mi pluma este engaño,
No disimulando con los que arguyen;
Así que a mí mismo mis alas destruyen,
Nublosas e flacas, nacidas de hogaño.

Donde ésta gozar pensaba volando,
O yo aquí escribiendo cobrar más honor,
De lo uno y lo otro nació disfavor:
Ella es comida y a mí están cortando
Reproches, revistas e tachas. Callando
Obstara los daños de envidia e murmuros;
Y así navegando, los puertos seguros
Atrás quedan todos ya, cuanto más ando.

Si bien discernís mi limpio motivo,
A cuál se endereza de aquestos extremos,
Con cuál participa, quién rige sus remos:
Amor apacible o desamor esquivo,
Buscad bien el fin de aquesto que escribo,
O del principio leed su argumento.
Leedlo y veréis que, aunque dulce cuento,
Amantes, que os muestra salir de cautivo.

Como el doliente que píldora amarga
O huye o recela o no puede tragar,
Métenla dentro de dulce manjar:
Engáñase el gusto, la salud se alarga.
Desta manera mi pluma se embarga
Imponiendo dichos lascivos, rientes,
Atrae los oídos de penadas gentes:
De grado escarmientan y arrojan su carga.

Este mi deseo cargado de antojos
Compuso tal fin que el principio desata;
Acordó de dorar con oro de lata
Lo más fino oro que vio con sus ojos
Y encima de rosas sembrar mil abrojos.
Suplico pues suplan, discretos, mi falta;
Teman groseros y en obra tan alta
O vean y callen, o no den enojos.

Yo vi en Salamanca la obra presente.
Movíme acabarla por estas razones:
Es la primera que estó en vacaciones;
La otra que oí su inventor ser sciente;
Y es la final, ver ya la más gente
Vuelta e mezclada en vicios de amor.
Estos amantes les pondrán temor
A fiar de alcahueta, ni de mal sirviente.

Y así que esta obra, a mi flaco entender,
Fue tanto breve cuanto muy sutil,
Vi que portaba sentencias dos mil:
En forro de gracias, labor de placer.
No hizo Dédalo en su oficio e saber
Alguna más prima entretalladura,
Si fin diera en esta su propia escritura,
Corta, un gran hombre y de mucho valer.

Jamás no vi sino en terenciana,
Después que me acuerdo, ni nadie la vido,
Obra de estilo tan alto y subido
En lengua común vulgar castellana.
No tiene sentencia de donde no mana
Loable a su autor y eterna memoria,
Al cual Jesucristo reciba en su gloria
Por su pasión santa, que a todos nos sana.

Vosotros que amáis, tomad este ejemplo,
Este fino arnés con que os defendáis;
Volved ya las riendas, porque no os perdáis;
Load siempre a Dios visitando su templo;
Andad sobre aviso, no seáis de ejemplo
De muertos y vivos y propios culpados.
Estando en el mundo yacéis sepultados;
Muy gran dolor siento cuando esto contemplo.

Olvidemos los vicios que así nos prendieron,
No confiemos en vana esperanza;
Temamos Aquel que espinas y lanza,
Azotes y clavos su sangre vertieron;
La su santa faz herida escupieron,
Vinagre con hiel fue su potación,
A cada santo lado consintió un ladrón.
Nos lleve, le ruego, con los que creyeron

En el Cancionero general castellano se lee una octava de arte mayor de Luis Tovar bien que embebida alguna letra, porque las iniciales dicen Francina y el nombre era Francisca. Tiene además otra particularidad y es que en el cuerpo de cada verso se incluye el nombre de otra dama, siendo los nombres nueve entre todos, á saber: Eloísa, Ana, Guiomar, Leonor, Blanca, Isabel, Elena, Maria y Francina.

Feroz, sin consuelo y sañuda dama,
Remedia el trabajo a nadie creedero,
A quien le siguió martirio tan fiero,
No seas leon ó reina, pues t'ama.
Cien males se doblan cada hora en que pene,
Y en tí de tal guisa beldad pues se asienta,
No seas cruel en así dar afrenta
al que por te amar ya vida no tiene.

Los diez libros de Fortuna de Amor que escribió el poeta sardo Antonio de Lofraso y publicó en Barcelona en 1573, concluyen con una composicion titulada Testamento de Amor que consta de 168 versos en 56 tercetos cuyas iniciales dicen:

Antony de Lofraso sart de Lalquer mefecyt estant en Barselona en lany myl y sincosents setanta y dos per dar fi al present lybre de Fortuna de Amor compost per servysy de lylustre y my señor Conte de Quirra.

En el drama La Corte del Buen Retiro de Patricio de la Escora se lee un soneto acróstico cuyas iniciales dicen Isabel de Borbón.

Ira del cielo, amor, fueron tus tiros:
Sobre el que adora un imposible objeto:
Arde y su fuego, que ocultó el respeto,
Bramando exhala en rápidos suspiros.
En vano ablandan bronces y porfiros
Lágrimas de dolor. ¡Cruel Aleto!
Dura suerte! No muda un solo afeto,
En tanto el hombre cambia en raudos giros.
Bárbaro amor, concede una esperanza,
O que á olvidar me mueva su desprecio:
Rompe, sino, los lazos de la vida:
Baste ya lo sufrido á tu venganza
Oh! no escuches, amor, ni ruego necio:
No: ingrata sea: nunca aborrecida.

En el poema Cuatro inviernos de Jesús Hernández Gormaz se puede leer la siguiente frase:

Stefy, aguanta, quiero casarme contigo.

Si solo amarnos hicimos, lo tienen por delito,
te juro que no me rindo, unidos por un destino,
esperemos ese momento, que llegara su tiempo,
fuertes aguantaremos, que solo son cuatro inviernos,
y al fin ver el triunfo, juro que sera eterno.

Aullo mientras cada luna
guardando desconsuelo
un millar y medio yo tengo
amanece y no hay luna
noches hay con lamento
tener noches sin ayuda
a la espera de mi luna.

Que por ti es que vivo
únicamente por ti
intento yo no llorar
esperándote hallar
risueña mi amada
otra primavera más.

Cuento los días que aun nos faltan
a espera que pase el invierno
se que duele nuestra espera
a que pasen cuatro inviernos
recuerda en cada mañana
mi prometida eres amada
eres quien falta en nuestra casa.

Crece mientras tanto bajo el frío del invierno
otra primavera que recordaremos
no olvides que solo serán cuatro
te digo que los superaremos
imagina la vida que después será
gozando nosotros de la primavera
olvida el invierno, la primavera eterna.

[editar] Acrósticos más largos

Uno de los acrósticos más largos, en lengua castellana, se encuentra recogido en el libro Las palabras del aire (1984) de José María Lorite. El libro está compuesto por 31 sonetos. Leyendo la primera letra de cada verso de cada uno de los sonetos, podemos leer un soneto más (objeto del acróstico). En total son 441 versos en acróstico. El objeto del acróstico se reproduce a continuación.

Quiero hacer estos versos con tomillo (Objeto del acróstico)

Quiero hacer estos versos con tomillo,
Para que nazcan tímidos y amables.
No los quiero grandiosos y admirables,
Los quiero campechanos y sencillos.

Quiero hacer estos versos con tomillo,
para que nazcan limpios, impecables,
Como un agua que fluye interminable,
Entre campos verdosos y amarillos.

Quiero una canción blanca, una semilla
que más tarde de a luz un canto inmerso
En la vida más simple y más sencilla.

Quiero un canto sencillo al universo.
Aunque al final me salga una cuartilla,
Manchada con el barro de mis versos.
J. LORITE

Genero Lirico

La lírica pertenece a los géneros literarios, del mismo modo que la narrativa y el drama. Cuando hablamos del concepto “lírica”, estamos aludiendo a todo lo que desciende de la “lira”, es decir, de un instrumento musical que acompañaba – antiguamente – a la poesía cantada; de allí nace esta palabra, que a medida que avanzan los tiempos, ha adquirido otros modos de manifestación, ya no centradas en el canto propiamente tal.

Etimológicamente hablando, la lírica tiene su origen en Grecia, ya que en ese lugar era común oír recitaciones de poesía en sitios públicos, por parte de una persona o de un grupo o coro y esta declamación era en compañía de alguna instrumentación musical, por lo general, de la lira.

En la actualidad la lírica abarca a las obras poéticas en todo su espectro, a las creaciones de carácter subjetivo y de manifestación de sentimientos por parte de un hablante, quien escribe por medio de versos o de rima poética. La lírica se relaciona con la métrica, con la musicalidad y el ritmo. El hablante lírico expresa sus emociones, por ello este género está asociado con la función expresiva del lenguaje. El género lírico no busca ser una fiel representación de la realidad del mundo, ya que esa no es su finalidad inicial, sino la de expresar la interioridad del o los hablantes. El mundo no busca ser representado, pues el mundo de uno no es igual para otro, ya que la lírica apunta a la subjetividad de cada exponente.
Características del Género Lírico

Posee una voz única dentro del poema, quien enuncia y es el hablante lírico.
Subjetividad, valoración del interior de los hablantes. Éste se mira hacia sí mismo, retrospección.
Traspasa el temple de ánimo del hablante (tristeza, felicidad, angustia, etc.).
El tema de la lírica dependerá de la intención del que expresa, puede ser variado.
Por lo general, la lírica, se escribe en versos; pero también pueden hallarse escritos en prosa poética.
Los poemas poseen un ritmo, que va guiando la lectura y le da un sentido a los versos que configuran cada estrofa.
Los poemas se estructuran teniendo en cuenta la métrica, que es el número de sílabas que componen al texto.

El Hablante y su Actitud Lírica

El hablante lírico es un ser que no existe como tal, es un ente de ficción, el que es creado por el autor. Este hablante expresa su sentir, su interior por medio de la poesía, de una forma directa o indirecta, adoptando una actitud lírica.

Como fue mencionado anteriormente, dentro de las características de la lírica, el hablante posee una actitud determinada al momento de expresarse. Estas actitudes líricas pueden estar entrelazadas entre sí y no manifestarse de modo único dentro del poema, aunque no es algo tajante. De esta forma las actitudes líricas se tipifican en:
La Actitud Enunciativa

Es cuando quien se expresa, el hablante, recurre al algo externo y lo toma para sí mismo y lo da a conocer, lo exterioriza. En este tipo de actitud se utiliza la narración, para poder dar un toque objetivo al poema y “explicar” lo que se ve. Por lo general, el hablante lírico muestra su interior a través de la descripción de paisajes, personas, cosas o hechos. Se utiliza la tercera persona gramatical (él, ella, lo, ellas, ellos, se), asimismo, se asocia a la función referencial o representativa del lenguaje.

“El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo”.
La Actitud Carmínica

Esta es la actitud que tiene que ver con el canto, que es el elemento fundamental de la poesía. Es cuando el hablante lírico expresa su sentir por medio del ritmo y de los versos de cada estrofa y manifiesta su temple de ánimo. Actitud netamente subjetiva. El hablante utiliza la primera persona gramatical (yo, me, mi, nosotros, nos) y está relacionado con la función emotiva o expresiva del lenguaje.

“Tengo hambre de ti,
de tu presencia, de tu fragancia,
de tu poder;
hambre que duele, que debilita,
que desespera, por ti”.
La Actitud Apostrófica

El hablante lírico toma lo exterior y lo traduce en un mensaje al “tú”, su discurso va dirigido esencialmente a un “otro”, a la segunda persona gramatical (sea tú, vosotros, ustedes, os, te, ti) y se expresa con fuerza, intensidad y vigor, interpelando de manera directa al lector; por esta razón, este tipo de actitud responde a la función apelativa del lenguaje. Esta forma de expresión puede adquirir elementos dramáticos en su modo de manifestarse, pues va mezclando la objetividad con subjetividad dentro del poema.

“Si vas para Chile,
te pido que pases por donde vive mi amada:
es una casita, muy linda y chiquita,
que está en la falda de un cerro enclavada.
La adornan las parras, la cruza un estero
y al frente hay un sauce, que llora y que llora
porque yo la quiero.
Si vas para Chile, te ruego viajero,
Le digas a ella que de amor me muero”.

El Motivo Lírico

Se refiere al tema que se expresa en el poema y que guarda relación con el “objeto lírico”, que es lo que nutre de inspiración al poeta, le motiva e impulsa a crear. El motivo lírico es el resultado de poner al “objeto lírico” por escrito y que se transmita por medio del hablante.
Temple de Ánimo del Hablante

Corresponde al estado anímico del hablante, lo que logra transmitir con sus palabras por medio del poema. Quedan de manifiesto los sentimientos de temor que tenga el emisor o de inseguridad, dicha, regocijo, pesimismo, pesadumbre, rabia, incertidumbre u otros, a través de las líneas que componen el texto. Por ejemplo, en el siguiente trozo el temple del hablante lírico es el amor:

“Por amarte robaría una estrella y te la regalaría,
por amarte cruzaría los mares sólo por abrazarte;
por amarte juntaría la lluvia con el fuego,
por amarte daría mi vida sólo por un besarte”

Poesia Y Hablante Lirico

Poesía y Hablante Lírico

La poesía pertenece al Género Lírico porque este género se refiere al mundo de los sentimientos y emociones, es decir, a la influencia y repercusión de la realidad en el espíritu del hombre, en el mundo interior del escritor, la cual provoca en él un estado anímico o emoción única.

Al género lírico pertenecen todas las obras escritas en verso o prosa en las que se expresan sentimientos y emociones íntimas, individuales, personales. De acuerdo a esto, las obras líricas, entre ellas la poesía, tienen un carácter subjetivo porque muestran sentimientos y emociones personales.

Por ejemplo: Hay personas que al ver una puesta de sol en el mar se emocionan. Algunos de ellos sienten la necesidad de escribir esas emociones y sentimientos, los cuales pueden ser de alegría, tristeza, nostalgia, rabia, etc. (todos estos sentimientos son íntimos, son parte de nuestro mundo interior). Si además están escritas en forma de verso o prosa lírica significa que es una poesía y que, por consecuencia es una obra que pertenece al género lírico.

Una poesía, además de las dos características nombradas anteriormente, debe también tener cierta sonoridad especial y ritmo.

La persona que escribe un poema se llama Poeta; el poeta es el que expresa un sentimiento ante la realidad o suceso (carácter subjetivo).

Elementos de una creación lírica:

1) Objeto lírico: Circunstancia o ser que provoca un estado anímico determinado en el poeta.

2) Temple de ánimo: Emoción o estado de ánimo del poeta.

3) Motivo lírico: Corresponde al concepto o a la idea presente en una determinada composición poética. Esta idea o concepto representa lo más importante del mensaje, siendo por lo general un sustantivo abstracto, como la tristeza, el amor, la soledad, la nostalgia, la angustia, etc. En otras palabras, se refiere al sentimiento que surge del estado anímico y de la circunstancia.

4) Hablante lírico: es el personaje o ser ficticio creado por el poeta para trasmitir al lector su realidad, su propia forma de verla y sentirla; es decir, es el que entrega el contenido del poema, el que trasmite estas impresiones, sentimientos y emociones al lector, él se encarga de mostrar la realidad del poeta.

Elementos del genero lirico

ELEMENTOS DEL GÉNERO LÍRICO



El género lírico es aquel en que el poeta canta sus propios sentimientos. Es de carácter subjetivo porque la fuente, el sujeto de la inspiración, es el poeta mismo.

El nombre de lírico viene de los griegos, que cantaban estas composiciones al son de la lira.

La lírica o género lírico es un género literario en el que el autor expresa sus sentimientos y emociones. Suele utilizar como forma habitual el verso y la primera persona. El presente, pasado y futuro se confunden. Comunica las más íntimas vivencias del hombre, lo subjetivo. Comunica estados anímicos.

En este género, el autor abre su mundo interior. Se expresa básicamente a través de versos, pero también se puede manifestar en prosa, pues lo que la define es la expresión de sentimientos. La máxima expresión del género lírico es el poema. El poema es un conjunto de versos reunidos en estrofas. Los rasgos más importantes de la lírica son la musicalidad, el simbolismo y la evocación.



I. Subgéneros: La lírica contiene los siguientes subgéneros:



1. Géneros Mayores



Canción: es un poema admirativo que expresa una emoción.
Himno: es una canción muy exaltada (religiosa, nacional o patriótica).
Oda: Composición poética en la cual el hablante lírico expresa con exaltación su admiración por algo o alguien; según el tema que se cante, puede ser sagrada, heroica, filosófica, amatoria.
Elegía: La Elegía es un subgénero de la Lírica que designa por lo general a todo poema de lamento o poema triste. La actitud elegíaca consiste en lamentar cualquier cosa que se pierde: la ilusión, la vida, el tiempo, un ser querido etc... La elegía funeral (también llamada endecha o planto en la Edad Media) adopta la forma de un poema de duelo por la muerte de un personaje público o un ser querido, y no ha de confundirse con el epitafio o epicedio, que son inscripciones ingeniosas y lapidarias que se inscribían en los monumentos funerarios, más emparentados con el epigrama, otro género lírico.
Égloga: Subgénero lírico que se desarrolla mediante un monólogo pastoril o más frecuentemente un diálogo en que unos pastores se cuentan sus historias de amor en medio de un paisaje idealizado.
Lira: es un tipo de estrofa de cinco versos de la métrica española compuesta de tres versos heptasílabos (siete sílabas) y dos endecasílabos (once sílabas)
Sátira: es un poema sarcástico.
Opera: es un drama cantado con acompañamiento instrumental que, a diferencia del oratorio, se representa en un espacio teatral ante un público



2. Géneros Menores



Madrigal: es un breve poema idílico.
Enigrama: es un breve poema satírico.
Epigrama: Composición poética breve que expresa un solo pensamiento principal festivo o satírico de forma ingeniosa.
Epístola: es una escritura dirigida o enviada a una persona o un grupo de personas, que usualmente es una carta, y una muy formal, a menudo didáctica y elegante. Las cartas de Apóstoles a Cristianos en el Nuevo Testamento son a menudo referidos como epístolas.
Fábula: es un relato breve de ficción, protagonizado por animales que hablan y escrito en prosa o verso con una intención didáctica de carácter ético y universal formulada la mayor parte de las veces al final, en la parte denominada moraleja, más raramente al principio o eliminada ya que puede sobreentenderse o se encuentra implícita
Letrilla: La letrilla es una composición poética breve, dividida en estrofas simétricas al final de las cuales se repite un mismo pensamiento en uno o más versos denominados estribillos.
Soneto: es una composición poética de origen italiano que consta de catorce versos endecasílabos, esto es, de once sílabas, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada uno de los cuartetos riman el primer verso con cuarto y el segundo con el tercero, y ambos cuartetos deben usar las mismas rimas. En los tercetos las rimas pueden disponerse a gusto del poeta, si bien la estructura clásica del soneto prefiere la rima CDC DCD o CDE CDE. La estructura métrica del soneto es pues ABBA ABBA y CDC DCD o CDE CDE.
Redondilla: Combinación métrica de cuatro octosílabos en que conciertan los versos primero y cuarto, tercero y segund.
Zarzuela: género lírico-dramático español, en el que se alternan escenas habladas, otras cantadas y bailes incorporados. Se cree que el nombre deriva del pabellón de caza homónimo, cercano a Madrid donde, en el siglo XVII, se llevaban a cabo este tipo de representaciones para la corte española.



Para el análisis de una obra lírica debemos conocer algunos elementos que le son propios. A continuación, haremos una breve descripción de ellos:



Obra lírica.- Es la obra literaria en la que predomina la expresión de los sentimientos del hablante.
Mundo lírico.- Se manifiesta en las obras líricas y está constituido por los sentimientos y emociones del hablante.
Hablante lírico.- Es un ser hecho de lenguaje, diferente al poeta, a través del cual este expresa sus sentimientos y emociones.



Ejemplo:

Yo no quiero que a mi niña

golondrina me la vuelvan.

Hablante lírico: Una madre

Madre, cuando sea grande

¡Ay qué mozo el que tendrás!

Hablante lírico: Un hijo

Señora, dicen que donde,

mi madre dicen, dijeron,

el agua y el viento dicen

que vieron al guerrillero.

Hablante lírico: Una voz que sabe lo que ocurrirá.



Actitud del hablante.- Es el modo de captar y mostrar la realidad. El hablante lírico puede entregar sus sentimientos a través de tres actitudes básicas:

a) Actitud enunciativa.

b) Actitud apostrófica.

c) Actitud de la canción (carmínica).



a) La actitud enunciativa se hace presente cuando el hablante está casi contando algo. Generalmente se ocupan tiempos verbales en 1° y 3° persona. Observa más objetivamente aquello de lo que habla.

Ejemplo:

Margarita, está linda la mar

y el viento;

lleva esencia sutil de azahar

tu aliento.

(A Margarita. Rubén Darío)

Ya en la mitad de mis días espigo

esta verdad con frescura de flor

(Gabriela Mistral)



b) La actitud apostrófica es aquella en que el hablante se dirige a un “tú” al que interpela, al objeto que provoca su canto. Generalmente se usa en los himnos, las odas y los salmos.

Ejemplo:

“Señor, tú sabes cómo, con encendido brío,

por los seres extraños mi palabra te invoca”.

(El Ruego. Gabriela Mistral)

Me gustas cuando callas

porque estás como ausente

(Pablo Neruda)



c) Actitud de la canción.- Es la más lírica de todas y la encontramos en las obras poéticas llamadas canciones. El hablante lírico se refiere preferentemente a su propia interioridad.

Ejemplo:

“La tierra es dulce cual humano labio,

como era dulce cuando te tenía,

(G. Mistral)

Motivo lírico. Es cada momento de una obra lírica en que se expresa la interioridad del hablante y los sentimientos y emociones que experimenta ante un objeto, elemento o aspecto de la realidad. Los motivos son vivencias para el alma humana. Son portadores de un mensaje espiritual. Pueden ser motivos líricos el amor, la Patria, la alegría frente a una actitud, la naturaleza, la angustia por el transcurrir de la vida, etc.

Ejemplo:

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!

¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!

¡Qué mudos pasos traes, oh, muerte fría,

pues con callado pie todo lo igualas!

Motivo: Angustia del paso del tiempo que conduce inevitablemente a la muerte.

Por una mirada, un mundo;

por una sonrisa, un cielo,

por un beso…, ¡yo no sé

que te diera por un beso!

Motivo: el amor.



Objeto lírico. Puede ser una persona, animal, cosa, objeto personificado que sirve al hablante lírico para expresar su interioridad.

Ejemplo:

Vosotras, las familiares,

inevitables golosas,

vosotras, moscas vulgares

me evocáis todas las cosas.

Objeto: las moscas.

Porque es áspera y fea,

porque todas sus ramas son grises

yo le tengo piedad a la higuera.

Objeto: la higuera.

Jaca negra, luna grande,

y aceitunas en mi alforja.

Aunque sepa los caminos

yo nunca llegaré a Córdoba.

Objeto: la muerte.



Lenguaje lírico. Es un lenguaje figurado (connotativo) que emplea las palabras con significados distintos a los verdaderos. El poeta utiliza diferentes figuras literarias o recursos para dar elegancia, belleza y profundidad a lo que dice.

Algunas figuras literarias más usadas, son:



a) Comparación. Recurso literario que consiste en destacar o establecer semejanzas entre los elementos (objetos, personas, animales, situaciones, hechos).

Este parecido se expresa a través de un elemento comparativo (como, así como, tal como, parece, tal cual) o sin que este esté presente.



Nubes vaporosas,

nubes como tul,… (G. Mistral)



La mujer y las flores

son parecidas:

mucha gala a los ojos

y al tacto espinas. (Espronceda)



b) Personificación. Recurso literario que consiste en atribuir acciones o cualidades a objetos o seres que no pueden realizarlas por no ser propias de su naturaleza.



La tierra está llorando.

Vamos callando. (P. Neruda)



Se calzó las botas el señor reloj,

se calzó las botas para andar mejor.



La sierra rechinaba

cantando

sus amores de acero. (Parra)



c) Metáfora. Consiste en establecer identidad, igualdad absoluta entre los elementos. La relación de identidad que se establece, significa que un elemento puede ser reemplazado totalmente por otro.

En la metáfora se puede mencionar uno solo de ellos porque, como son idénticos, basta referirse a uno para saber cuál es el otro. Otras veces el hablante (o narrador) nombra los dos elementos, pero dice que uno es el otro.

En la metáfora siempre hay como base la comparación de la que no se menciona el elemento comparativo.

Lo que en la comparación es semejanza, en la metáfora parece ser identidad.



Hierbecita temblorosa… (G. Mistral)



Manitas de los niños

que al granado se tienden,

por vosotros las frutas

se encienden. (G. Mistral)



Mil panderos de cristal

herían la madrugada. (García Lorca)



Mañana, a mañana, casi al filo del alba (G. Blanco)



d) Hipérbole. Es una exageración con la que el hablante lírico quiere destacar una característica de algo.

Esta figura literaria se usa mucho en el lenguaje coloquial.



Me muero de hambre.

Ese hombre tiene el corazón de piedra.

Tengo los pies como hielo.

Trescientas rosas morenas

lleva tu pechera blanca. (G.Lorca)



e) Hipérbaton. Consiste en la alteración del orden lógico de la oración. Se usa para destacar algo que interesa al hablante.



… Cuando por el monte oscuro

baja Soledad Montoya. (García Lorca)



Que se apague la guitarra

que la patria está en duelo. (P. Neruda)



f) La repetición o reiteración. Se puede repetir una palabra o frase al principio, al medio o al final para dar mayor intensidad a los sentimientos.



¡Ay mis camisas de luto!

¡Ay mis muslos de amapola! (García Lorca)



Si se repite la conjunción y la repetición se llama polisíndeton.



Todo se hunde en la sombra: el monte y el valle

y la iglesia y la choza y la alquería. (A. Bello)



g) La adjetivación. Muchos poetas usan el adjetivo para dar colorido, sonoridad y gusto al lenguaje.

Hay un grupo de adjetivos que reciben el nombre de epítetos por destacar cualidades propias o inherentes al sustantivo.



El león fiero.

La inocente paloma.

La blanca nieve.



h) Metonimia. Consiste en tomar la parte por el todo.



Las piquetas de los gallos (toma las espuelas por el ave).

La juventud canta (todos los jóvenes).

Aquí no hay sombra (no hay árboles).

Es todo corazón (bondadoso).



i) Sinécdoque. Consiste en tomar el todo por las partes.



Los mortales (por el hombre).

Mil pechos aguerridos te defienden (los soldados).



j) Senestesia. Consiste en atribuir la percepción de algo por otro sentido que no es el natural.



Colores chillones (oído)

Dulces melodías (oído)

Ásperas palabras (oído)


De olores forestales

inundo mis sentidos (Parra)



II. Principales elementos del poema



1. El verso

Es la menor división estructurada que encontramos en el poema, es un conjunto de palabras sujetas a medida y cadencia según reglas fijas y determinadas. Sólo tiene razón de existir cuando se encuentra en función de otro u otros versos, formando parte primero de la estrofa o de la serie y luego del poema.



Medida: es la cantidad de sílabas métricas que compone un verso.



2. Clases de versos

Según el número de sílabas, los versos pueden ser:



Simples: cuando constan de un solo verso. A su vez, los simples pueden ser de arte menor (cuando contienen, como mucho, ocho sílabas) y de arte mayor (cuando contienen entre nueve y once sílabas, inclusive).
Compuestos: A partir de las doce sílabas, inclusive, los versos se consideran compuestos, es decir, formados por dos versos simples, separados por una cesura.



3. El ritmo

El ritmo es la musicalidad de un verso. Todo verso simple tiene siempre un acento en la penúltima sílaba y en los versos compuestos aparece un acento en la penúltima sílaba de cada hemistiquio. Este acento fijo en la penúltima sílaba se llama acento estrófico. Todos los acentos de cada verso que coinciden con el signo par o impar del acento estrófico son acentos rítmicos; los acentos que no coinciden con el signo par o impar del acento estrófico son acentos extrarrítmicos. Por fin, puede darse el caso de que junto a una sílaba que lleva acento rítmico aparece otra sílaba acentuada, el acento de esta sílaba se llama acento antirrítmico. Este acento es muy importante ya que el poeta puede servirse de él para remarcar una palabra sobre la que quiere llamar la atención.



4. Estrofa. Conjunto de versos cuya forma se repite a lo largo de un poema, con características iguales. En la poesía moderna, las estrofas no tienen todas el mismo número de versos, ni la medida ni la rima. Se reconocen porque en la estructura del poema van separadas por un espacio.

Las estrofas clásicas más comunes, son:

! Cuatro versos (cuarteta)

! Cinco versos (quintilla)

! Ocho versos (octava)

! Diez versos (décimas)



5. Métrica. Ciencia que se ocupa de la versificación. Sus aspectos principales se refieren a la rima, ritmo y medida de los versos.



6. Rima. Es la igualdad o semejanza de sonidos finales de los versos entre sí. Hay dos tipos de rima:



a) Rima consonante.

b) Rima asonante.

La rima consonante es aquella que se establece entre los versos cuyos finales, a partir de la última vocal que se pronuncia con acento, son iguales, incluyendo vocales y consonantes.

Luna

Cuna

La rima asonante es aquella que se establece solo en las vocales de los versos a partir de la última vocal acentuada.

sombrero pino selva

viento libro naturaleza

CD7M. El negro mar (Nicolás Guillén)

http://www.youtube.com/watch?v=ozSyIxq1Zo4

De que callada manera

http://www.youtube.com/watch?v=wGXjw_mhGFA

De que callada manera

Juan Guzmán Cruchaga

 
Esbozo biográfico
JUAN GUZMÁN CRUCHAGA. Nació el día 27 en Marzo el año 1895. En la ciudad de SANTIAGO, Región Metropolitana CHILE. Falleció el día 21 en Julio el año 1979. Estudió Derecho, carrera que abandonó en tercer año para ingresar al Ministerio de Relaciones, razón por la cual pasó gran parte de su vida fuera de Chile, ejerciendo como cónsul, Encargado de Negocios y Embajador en El Salvador, Hong Kong, Washington, Argentina, Colombia, etc.

El año 1917 se encontraba en México, como Cónsul de Chile; allí le tocó vivir la Revolución Mexicana. En 1925, junto a Pablo Neruda, Augusto D'Halmar y Pedro Prado fundó el PEN Club de Chile. En 1936 casó con doña Raquel Tapia Caballero, con quien vivió durante muchos años en Viña del Mar. En 1962 jubiló como diplomático, después de 45 años de carrera; ese  mismo año recibió el Premio Nacional de Literatura.

Obras. 1914- "Junto al brasero". Poesía. Juan Guzmán Cruchaga. Santiago, Chile. Imprenta y Encuadernación New York, 1916. "La Mirada Inmóvil". Poesía. Juan Guzmán Cruchaga. Santiago, Chile. Biblioteca Arcadia, 1921. "Lejana", Poesía. Juan Guzmán Cruchaga, Río Gallegos, Argentina, Tipografía Luz y Arte, 1925. "Agua de cielo, Poesía, Juan Guzmán Cruchaga, Santiago, Chile, Nascimento, 1940.  "Aventura". Poesía, Juan Guzmán Cruchaga, San Salvador, El Salvador, Imprenta Funes, 1942. "Canción y otros poemas", Poesía, Juan Guzmán Cruchaga, Santiago, Chile, Cruz del Sur, 1952. "María Cenicienta o La otra cara del sueño", Teatro, Juan Guzmán Cruchaga, Santiago, Chile, Imprenta Chile, 1958. "Altasombra", Poesía. Juan Guzmán Cruchaga, San Salvador, El Salvador,  Departamento Editorial, Ministerio de Cultura, 1962. "Antología", Poesía, Juan Guzmán Cruchaga, Santiago, Chile, Nacimiento, 1979. "Sed", Poesía, Juan Guzmán Cruchaga, Valparaíso, Chile, Ediciones Universitarias  de Valparaíso, 1995. "Alma no me digas nada", Poesía, Juan Guzmán Cruchaga. Santiago, Chile, Andrés  Bello.

Antologías. 1917- "Pequeña antología de poetas chilenos", Donoso, Armando, Santiago Chile, Ediciones de Los Diez, 1917. "Selva lírica", Molina Núñez, Julio; Araya, Juan Agustín, Santiago, Chile, Coc. imp. y Lit. Universo. 1920- "Parnaso chileno". Vera, Tobias. Barcelona. España. Casa Editorial Mancci. 1924- "Nuestros poetas. Antología chilena moderna". Donoso, Armando. Santiago. Chile. Nascimento. 1937- "Índice de la poesía chilena contemporánea". Solar,  Hernán del. Santiago. Chile. Ercilla. 1941- "Exposición de la poesía chilena desde el siglo xx  hasta 1941". Poblete, Carlos. Buenos Aires. Argentina. Claridad. 1941- "Poetas y poesía de chile". Plath, Oreste. Santiago. Chile. Talleres gráficos de la Nación de Santiago, 1945. "Poetas chilenos contemporáneos". Lefebvre, Alfredo. Santiago. Chile. Zigzag, 1956. "Antología de medio siglo (poesía chilena)". Montes, Hugo. Santiago. Chile. Del Pacífico, 1958. "Atlas de la poesía de chile". Undurraga, Antonio de. Santiago. Chile. Nascimento, 1962. "Historia personal de la literatura chilena". Díaz Arrieta, Hernán (Alone). Santiago. Chile. zigzag, 1963. "Esencias del país chileno". Rojas, Manuel. México D.F.. México. Universidad Autónoma de México, 1968. "Antología del árbol (2| edición)". Díaz Arrieta, Hernán (Alone). Santiago. Chile. Zig zag, 1970. "Antología de la poesía chilena contemporánea". Calderón, Alfonso. Santiago. Chile. Universitaria, 1984. "Poesía chilena contemporánea". Arteche, miguel; Massone, Juan Antonio; Scarpa, R.E.. Santiago. Chile. Andrés Bello, 1988. "Antología de poesía chilena a través del soneto". Valjalo, David; Campaña, Antonio, Madrid, España. Ediciones libertarias.

Bibliografía seleccionada. 1931- "Panorama de la literatura chilena durante el siglo xx". Díaz Arrieta, Hernán (Alone). Santiago. Chile. Nascimento. 1940- "La poesía de Juan Guzmán Cruchaga". Correa, Carlos  Rene. Concepción. Chile. Revista atenea no 183.  1946- "La poesía de Juan Guzmán Cruchaga". Arze, Magda. Concepción. Chile. Revista Atenea No 248.  1946- "Los primos Cruchaga". Valenzuela Rodríguez, Ramón. Concepción. Chile. Revista Atenea No 255-256. 1958- "Diccionario de la literatura latinoamericana. Chile". Merino Reyes, Luis; Silva Castro, Raúl. Washington D.C.. Estados Unidos. Unión Panamericana. 1959- "El mundo poético de Juan Guzmán Cruchaga (memoria de título)". Ivelic, Radoslav. Santiago. Chile. Escuela de Pedagogía Universidad Católica, 1962- "Juan Guzmán Cruchaga, Premio Nacional de Literatura".  Araneda Bravo, Fidel. Santiago. Chile. El Mercurio (1-9). 1963- "Juan Guzmán Cruchaga. Poemas, temática, análisis estilístico y estético". Ivelic Kusanovic, Radoslav. Santiago. Chile. Del Pacífico. 1967- "La lírica chilena de hoy". Montes, Hugo. Santiago. Chile. Zig Zag. 1976- "Evolución de la poesía chilena". Santana, Francisco. Santiago. Chile. Nascimento. 1979- "Juan Guzmán Cruchaga. Hernán Poblete Varas". Araneda Bravo, Fidel. Santiago. Chile. Universitaria. 1995- "Juan Guzmán Cruchaga. Diplomático, poeta y  dramaturgo". Berger, Beatriz. Santiago. Chile. El Mercurio (r. de lib ns 307).

Galardones. 1912, Academia del Colegio San Ignacio (Primer Premio Verso), Santiago. 1941, Premio Municipal de Santiago (Por "Aventura"), Santiago. 1951, Concurso del Departamento de Teatro  Universidad de Chile,(1ERP.A "MARIA..., Santiago. 1960, Premio de Poesía Jerónimo Lagos L. (Por "Alta Sombra, Santiago, 1962, Premio Nacional de Literatura, Santiago.
(Fuente: Letras de Chile)
 

Biografía de: Jorge Teillier

El poeta Jorge Teillier nació en Lautaro, Chile, en 1935 y murió en 1996.

La poesía de Teillier descansa en principio en la tradición de la representación lárica (poesía del lar, del origen, de la frontera), aunque su obra trasciende el rótulo del arraigo lárico cuyos antecedentes se encuentran en Chile en Efraín Barquero (V.) y Rolando Cárdenas. Sus poemas arrancan del recuerdo ingenuo y la nostalgia con una cierta esperanza de asir el paraíso perdido, el cual paulatinamente se desintegra y se convierte en pura imagen soñada.

El poeta se inició a los 12 años en la escritura, bebiendo las aguas de los libros de aventuras, Panait Istrati, Knut Hamsun, Julio Veme y los cuentos de hadas. Posteriormente se alimenta de los poetas del modernismo hispanoamericano (V.), de Vicente Huidobro y de la tradición universal de Jorge Manrique, Rainer María Rilke y Francois Villon. Se le vincula también con Höderlin y Trakl. Para él, lo importante en la poesía no es lo estético, sino la creación
del mito y de un espacio o tiempo que trasciendan lo cotidiano, utilizando lo cotidiano. El poeta no debe significar sino ser. Postula un tiempo de arraigo frente a la generación de los años 50, que postulaba el éxodo hacia las ciudades.

En su poesía existe el Sur mítico y lluvioso de Pablo Neruda , pero desrealizado por una creación verbal en donde los lugares de provincia se tiñen de referencias melancólicas y simbólicas que se hacen universales. El poeta aparece como el sobreviviente de un paraíso perdido, como testigo visionario de una época dorada de la humanidad que conserva a
través de los tiempos el mito y la imagen esencial de las cosas: casa, tierra, árbol. Pero el recuerdo ingenuo e incorruptible que se recupera por medio de la memoria, se trasciende sólo momentáneamente y culmina con su paulatina desintegración. Como en Enrique Lihn (V.) y en Barquero, hay en su obra una voluntad rendida, en que el presente carece de toda intensidad y la visión de lo cotidiano es desoladora: persiste sólo lo estéril y lo deshabitado. Frente a ello
se buscan las huellas perdidas, para acceder al lugar maravilloso de donde venimos. A través del recuerdo, la realidad cotidiana se hace visible y se recupera. Pero ella solamente sobrevive en los lugares del hallazgo, constituido por los residuos del pasado y los espacios secretos y ocultos: el espacio encubre al tiempo.

De este modo, en Teillier hay dos momentos estéticos recurrentes que el poema recupera: el momento ingenuo de la infancia y el del recuerdo. La poesía de Teillier se encarna en la polaridad entre la felicidad del tiempo del origen recordado y el dolor de su desintegración. El sujeto de la poesía de Teillier es un desterrado que vive en la ciudad moderna y que fantasmalmente vuelve una y otra vez al espacio de la infancia, de la frontera, del límite, para
reencontrarse con algo que ya no existe.

Frente a la tradición totalizadora de las vanguardias y los planteamientos rupturistas de la antipoesía (V. Poemas y antipoemas), Jorge Teillier convirtió de nuevo la poesía en experiencia vital ligada a una memoria poética que busca sus símbolos ancestrales y puros. Esa búsqueda primordial lo convirtió en uno de los poetas chilenos más originales de la
actualidad.

Vicente Huidobro (1893-1948)

Nacido en el seno de una familia de acusada tradición literaria -su madre era
escritora-, pronto mostró el joven Vicente una notable inclinación hacia la
creación poética, plasmada cuando sólo tenía doce años de edad en las
primeras composiciones que dio a conocer. Este talante creador, estrechamente
ligado a su espíritu iconoclasta, le llevó a rechazar, en un manifiesto que hizo
público cuando aún era adolescente, cualquier forma de poesía anterior.

Decidido a abrirse camino en el mundo de las Letras, rechazó también la
reducida atmósfera literaria chilena para trasladarse a París en 1916, donde
participó en todos los movimientos vanguardistas que por aquellos años florecían,
y vertiginosamente se agostaban, en la capital francesa; allí pudo empezar a
publicar sus primeras colaboraciones en algunas revistas tan significativas como
Sic y Nord-Sud, y entablar relaciones con las principales cabezas de la
Vanguardia europea, como los surrealistas Guillaume Apollinaire y Pierre
Reverdy, con quienes colaboró en la fundación de una de las publicaciones
recién citadas (Nord-Sud). Sin embargo, y a pesar de esta estrecha colaboración
en los comienzos de su andadura literaria, Vicente Huidobro pronto se
distanció voluntariamente de los postulados surrealistas, ya que en su particular
concepción de la creación artística no cabía la máxima de que el artista era un
mero instrumento revelador de los dictados de su inconsciente.

Esta ruptura con el surrealismo le animó a plantearse la validez de todas las
corrientes vanguardistas que había conocido de primera mano. Así, rechazó
también las propuestas del futurismo, pues tenía el convencimiento de que el
fervor manifestado hacia la máquina se apagaría en cuanto el hombre su hubiera
acostumbrado a los adelantos del progreso técnico. El sucesivo rechazo de
todos los postulados estéticos de la Vanguardia llevó a Vicente Huidobro a
crear su propia corriente, bautizada como Creacionismo, en la que situaba al
creador artístico a la altura de un demiurgo capaz de insuflar a su creación un
aliento vital tan poderoso que se podría medir, incluso, con las creaciones de la
propia Naturaleza.

Así, para Huidobro y el resto de los creacionistas que inmediatamente cerraron
filas en torno a estas propuestas tan originales como transgresoras, el artista no
debía limitarse a reflejar la Naturaleza, sino que debía mantener con ella una
especie de competición en la que podía mostrar el vitalismo de su propia obra.
Lógicamente, esta concepción del arte en general (y, en el caso del propio
Huidobro, del hecho literario en particular) llevaba aparejada la necesidad de
crear nuevas imágenes, tan coloristas como animadas e sorprendentes, e
incluso, un novedoso lenguaje poético capaz de romper con todos los niveles de
la lengua y generar también su propia sintaxis; de ahí que la yuxtaposición (de
oraciones, vocablos o sonidos extrañamente puestos en contacto) se convirtiera
en una de las características más acusadas del Creacionismo, al tiempo que las
largas secuencias y enumeraciones de palabras y sintagmas contribuyeran
decisivamente a dar al poema esa apariencia de objeto aleatorio, mera creación
de un dios absorto en las posibilidades estéticas del material con que moldea su
obra.

Con estos presupuestos estéticos, Vicente Huidobro se presentó en Madrid en
1918, donde fundó un destacado grupo de poetas creacionistas consagrados a la
elaboración de textos que seguían fielmente los postulados del ya respetado
maestro chileno. Por aquel entonces ya era un poeta fecundo, que arrastraba
tras sí una interesante producción literaria: seis poemarios impresos en su país
natal (Ecos del alma, La gruta del silencio, Canciones en la noche, Pasando y
pasando, Las pagodas ocultas y Adán), uno aparecido en Buenos Aires (El
espejo de agua) y otro publicado en París (Horizon Carré). Así, no es de extrañar
que en Madrid las imprentas y editoriales compitieran entre sí por llevar a los
tórculos las últimas creaciones de Huidobro, competición que enseguida arrojó
sus frutos en forma de cuatro nuevos poemarios (Poemas árticos, Ecuatorial,
Tour Eiffel y Hallali).

De retorno a París, Vicente Huidobro continuó su febril proceso de creación
poética, ahora enriquecida con una curiosa aproximación al género
narrativo-cinematográfico, la novela-guión Cagliostro, de 1921. La sucesión de
títulos detallada más abajo (vid. el apartado "Obra") da buena cuenta de la
capacidad y la fecundidad creativa de este poeta durante la década de los años
veinte. Alrededor de 1930 fue cuando dio los toques finales a sus dos obras
cumbres, dos poemarios que, desde el momento mismo de su aparición estaban
llamados a situarse en los puestos cimeros de la literatura universal.

Por aquel entonces, Huidobro estaba en el apogeo de su fama, y gozaba del
éxito obtenido por su novela fílmica Mío Cid Campeador (1929), en la que el
propio poeta, que alardeaba de ser descendiente de Rodrigo Díaz de Vivar,
identificaba su relación amorosa con Ximena Amunátegui como una
reencarnación moderna de la pareja formada por El Cid y Doña Jimena.

La peripecia que había dado lugar a esta unión no puede ser más rocambolesca:
en 1925, coincidiendo con su regreso a Chile y su fracaso en el intento de tomar
parte activa en la política de su país (llegó a presentarse como candidato a la
Presidencia), el gran poeta conoció a Ximena, una joven estudiante de quince
años de edad, por la que abandonó a su mujer (con la que llevaba casado más
de quince años) y a sus hijos. Ximena no sólo era menor de edad, sino hija de un
poderoso prócer chileno, quien se opuso tajantemente a su unión con el poeta.
Huidobro marchó entonces a París, cerró la casa de Montmartre donde había
residido con su familia, y se trasladó a Nueva York, donde cosechó algún éxito
como escritor de guiones cinematográficos.

Pero en 1928, cuando Ximena Amunátegui acababa de alcanzar la mayoría de
edad, el poeta viajó a Chile, la raptó a la salida del Liceo y se marchó de nuevo a
París, en donde la feliz pareja se instaló en el barrio de Montparnasse. Fueron
aquellos unos años de plenitud amorosa y creativa para el poeta, quien, después
del mencionado éxito de su versión del Cid, decidió retomar un largo y ambicioso
proyecto en el que había empezado a trabajar diez años antes. Se trata de
Altazor o el viaje en paracaídas, la obra cumbre del Creacionismo universal, que
junto con Temblor de cielo (acabado también por aquellas fechas), constituye el
mayor legado de Huidobro a la poesía de su tiempo y, sin lugar a dudas, una de
las fuentes que con mayor generosidad habría de surtir a los poetas venideros.

A finales del siglo XX, después de que las corrientes estéticas hayan virado por
centenares de derrotas diferentes, el valor poético de Altazor y Temblor de cielo
sigue siendo incalculable. Bien es cierto que una parte de la crítica, aquella que
reacciona anacrónicamente contra los postulados vanguardistas, sólo ve en
Huidobro una especie de ingenioso prestidigitador que juega con las palabras
como si de objetos malabares se tratasen, sin conseguir dar a sus
composiciones sentido alguno; pero la mayoría de los estudiosos del fenómeno
poético aún se deslumbra con las imágenes, la vivacidad, la invención y la
heterodoxia inconformista y novedosa de este gran rebelde de las letras
hispanas, quien supo mantener su vigor creacionista hasta en el epitafio que dejó
escrito para su lápida:

"Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar".

Frente al mar, en Cartagena (Chile), murió Vicente Huidobro en 1948, y frente al
mar (o tal vez sobre él, como reza su epitafio) reposan sus restos en el
camposanto de la bella localidad chilena.

Biografía de: Nicanor Parra

Nicanor Parra
(Chile,1914-) 
Biografía de Nicanor Parra

Para ubicar al poeta dentro del contexto de su cronología vivencial, se debe contar con un instrumento preciso, ya que su tiempo y su espacio comprenden un permanente baúl de Pandora: Enseña mecánica racional en la universidad, confecciona "artefactos"; aquí dicta conferencias, allá dirige un taller literario, etc. No haremos, sin embargo, caso de líneas consecutivas y nos abocaremos al quehacer fundamental y formador: Nace en Chillán (lo que no se debe olvidar) y allí cursa sus estudios básicos y medios. Tras aquello, va a Santiago y se gradúa de profesor de matemáticas. Entre tanto, ya eligió un destino -la poesía-. Pero no parece tener prisa en ser "famoso"; espera diecisiete años para dar a luz su segundo libro. Entonces, ya el nombre de Nicanor Parra es ubicado en un lugar personalísimo dentro de la poesía americana y de más allá. El tiempo transcurrió útil. El poeta descubrió una manera de interpretar el desorden que parte de la mente y de la acción humanas. Su lírica (no sabemos si le viene el apelativo) emerge de escombros, de teorías putrefactas, de energúmenos que se vanaglorian de serlo; de personajes que sueñan sueños inverosímiles (aún como sueños); de "conductores" inconductores, de "doctores" de nada; de todo lo que se llama "realidad", "buena crianza", "progreso", "moral", "sensibilidad social" y otras yerbas más arraigadas que la peor de las hiedras.

Parra descerraja, violentamente, los candados y cerraduras dejando partir el nauseabundo olor a podrido que todo aquello había acumulado durante milenios. Lo hace con tal soltura de cuerpo que los directamente aludidos lo consideran una broma y sigue haciendo de las suyas, como si nada hubiera pasado. Pero Nicanor Parra confecciona armas más eficaces, hasta que lo divertido se transforma en mortal. Entonces "hay que matar a la bestia..." Y los energúmenos creen que, verdaderamente, deben hacerlo. No saben que apenas son "las manos del gato..."

En 1943 viaja a Estados Unidos con beca otorgada por el "Institute of International Education", donde estudia mecánica avanzada en la Universidad de Brown. Allí permanece durante tres años. En 1948 es nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. En 1949 viaja a Inglaterra, con beca del Consejo Británico. Estudia cosmología con E. A. Milner, permaneciendo en Gran Bretaña hasta 1951. Después enseña matemáticas y física en la Universidad de Chile. Pronto, nuevamente, es invitado a diversos países: Estados Unidos, Unión Soviética, China Popular, Cuba, Perú, Panamá, México, etc. En todas partes dicta conferencias, organiza talleres, asiste a congresos, a mesas redondas con personalidades de talla universal como Ezra Pound y otros; recibe premios, títulos y es traducido y estudiado en diversos planteles universitarios. A esta altura, Nicanor Parra es ya un nombre universal. Lo estudian -en libros y ensayos-, en Inglaterra, Holanda, Rumania, Unión Soviética, Finlandia, Cuba, Suiza, Estados Unidos, Italia, Suecia, Georgia (República Soviética), España, Argentina, Alemania
Federal, etc. Una nueva beca (Guggenheim) lo lleva a Estados Unidos, en 1972.

En Chile recibe dos premios Municipales y el Premio Nacional de Literatura (1969). Da recitales en todas partes y en Chile. Se filman dos películas sobre la vida y obra de Nicanor Parra: 1.- "Nicanor Parra en Nueva York", de Jaime Barros, y 2.-"Nicanor Parra", de Guillérmo Kahn. Patricio Larzundi pide el "Premio Nobel" para Parra, en la revista de la Universidad de Columbia; y la Sociedad Hispanoamericana de Nueva York, bajo la presidencia de Mario Meza, apoya la moción. Los trabajos sobre el poeta se multiplican: Federico Schopf, del Departamento de Español de la Universidad de Chile, hace un estudio serio para los "poemas y antipoemas"; Jose Miguel Ibáñez Langlois dedica más de sesenta páginas a "Antipoesía", para la editorial "Seix Barral"; Leonidas Morales, de la Universidad Austral de Chile, publica "La Poesía de Nicanor Parra"; en la Universidad de Nueva York, la profesora Edith Grosmann escribe "The Antipoetry of Nicanor Parra"; Mercedes Rein, de Uruguay,
escribe sobre "La Antipoesía de Nicanor Parra"; Patricio Marchant escribe "La Poesía de Nicanor Parra"; Thomas Brons, de Nuremberg, publicó "Villón y Parra"; en Chile se lanzó un disco con poemas de Nicanor Parra, etc.

Entre las universidades donde Parra sirvió cátedras, como profesor invitado, se hallan las de Columbia, Yale, La Habana, Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile y el Departamento de Estudios Humanísticos de la misma universidad. En Finlandia aparece una edición de los cinco "más notables" poetas de Latinoamérica: César Vallejo, Pablo Neruda, Octavio Paz, Nicanor Parra y Pablo Fernández. Toda esta actividad del poeta chileno es, apenas, parte de lo enumerable, ya que haría falta una obra entera para agotar lo meramente objetivo de sus quehaceres intelectuales.

Como muy bien lo dice, José Miguel Ibáñez Langlois :

"Pues bien: el antipoema de Parra no es la serena y apolínea creación que se produce en una cumbre de equilibrio de la forma verbal y la experiencia humana. Es la poesía de una época no apta para tales triunfos, clasicismos ni armonías, porque en ella se extingue el brillo de la divinidad en el mundo, y cabe repetir con Holderlin: ¿. . . y para qué ser poeta en tiempos de penuria? El antipoema es una respuesta posible: una palabra que ya no puede cantar a la naturaleza, ni celebrar al hombre, ni glorificar a Dios o a Ios dioses, porque todo se le ha vuelto problemático, comenzando por el lenguaje. En compensación, este producto alejandrino, romántico e imperfecto renueva un intenso contacto del hombre con su destino y con las honduras de la subjetividad viva; aparece como una recuperación -por la palabra- de la realidad perdida en las palabras, y es el semillero de nuevas e inusitadas formas de lenguaje.